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La vida de una doula cuando está de guardia puede ser impredecible y requiere disponibilidad las 24 horas del día, los 7 días de la semana.

Durante el período de guardia, que generalmente comienza una o dos semanas antes de la fecha prevista de parto, la doula debe estar preparada para responder a la llamada de una mujer en cualquier momento.

Cuando una doula está de guardia, puede tener que ajustar su horario y actividades diarias para estar disponible para la mujer en trabajo de parto. Esto implica estar lista para dejar lo que esté haciendo y acudir al lugar donde se llevará a cabo el parto, ya sea en un hospital, un centro de nacimiento o el hogar de la mujer.

La duración de la presencia de la doula durante el parto puede variar, desde unas pocas horas hasta varios días, dependiendo del tiempo que lleve el proceso del parto. Durante este tiempo, la doula brinda apoyo emocional y físico a la mujer, ofreciendo técnicas de alivio del dolor, asistencia con la posición y movimiento, y brindando apoyo y comprensión continua.

Es importante destacar que las doulas pueden trabajar en turnos rotativos o en colaboración con otras doulas, para garantizar que haya siempre alguien disponible para las mujeres en trabajo de parto. Además, las doulas también se cuidan a sí mismas y establecen límites para evitar el agotamiento físico y emocional.

La vida de una doula cuando está de guardia puede ser intensa y desafiante, pero también gratificante al ser testigo y apoyar el nacimiento de un nuevo ser humano. El compromiso y la dedicación de las doulas son fundamentales para brindar el apoyo necesario a las mujeres durante el proceso del parto.